Volver a la página principal

La hora de la verdad

En esta última lección del curso hemos querido dar importancia a una serie de situaciones límite que no vais a encontrar detalladas en ningún manual, pero que pueden presentarse en vuestra "puesta de largo" como conferenciantes.

Son fruto de una exhaustiva recopilación por parte del equipo docente a lo largo de innumerables congresos a los que hemos asistido como oyentes y como ponentes.

Si bien las hemos desarrollado en clave de humor para que su lectura os resulte más amena, no por ello debéis dejar de tenerlas en cuenta cuando llegue la hora de la verdad.

Con este capítulo, damos por concluido un curso en el que hemos abarcado un amplio abanico de posibilidades para que podáis diseñar y exponer vuestra presentación en PowerPoint de una forma rápida y original.
Tal y como os comentamos al comienzo del curso, las posibilidades del programa son muy extensas y a vosotros os corresponde profundizar en ellas.

 

Poner una fecha límite

Algo que suele ocurrir con mucha frecuencia entre los conferenciantes "primerizos", es dejarse llevar por la tentación de modificar su presentación de diapositivas el día de la exposición.
Dicen que el auténtico artista no da nunca por terminada su obra, y en el caso del diseñador de diapositivas comprobaréis que esto se cumple.

Nuestro consejo es que pongáis una fecha límite a la finalización del trabajo y no la sobrepaséis "bajo ningún concepto" (y menos el día de vuestra conferencia).

Esto solo puede llevar a un destino: Borrar un archivo por error o modificarlo en el último momento acuciado por la situación, dando al traste con vuestro trabajo.

Nada resulta mas desalentador en plena "actuación" que echar de menos una diapositiva (que casualmente suele ser la mas decisiva).

 

Si nos falta alguna diapositiva

Si durante la exposición una diapositiva no aparece (suele ocurrir con mas frecuencia de la que os imagináis), evitad ante todo sufrir un infarto. ¡No pasa nada!
Hay varios métodos para salvar la situación:

  1. Echadle la culpa al que os diseñó el trabajo.
  2. Seguid hablando de ella como si estuviese en pantalla.
    (Diapositiva en OFF)
  3. Pasar rápidamente a comentar la siguiente como si la "desaparecida" no estuviese en el guión.
    Tened en cuenta que la presentación la conoces solo vosotros.
    Si lo hacéis con habilidad nadie va a echar de menos algo que no ha visto antes.

    ¡ Todo menos intentar encontrarla !

    (Lo mas probable es que la diapositiva esté en la presentación, pero los nervios han provocaron que en vez de un "clic" de ratón dieseis dos y la pasaseis de largo. Si no estáis seguros de donde se encuentra exactamente, no la busquéis.)

 

El turno de preguntas

Nada es más desconcertante que durante la ronda de preguntas... ¡¡¡ no haya preguntas !!!.

Os invadirá la duda sobre si no las hay porque no han comprendido nada, porque todo lo expuesto se ha entendido a la perfección ó porque el Comité Organizador ha preparado un lunch de despedida y " hay hambre en la sala" (evitad siempre que podáis ser el último conferenciante).

También ocurre a veces que "las grandes figuras" de los congresos inspiran mas respeto de la cuenta y nadie se atreve a preguntarles.
¡Pero igual no es este vuestro caso!

No os calentéis la cabeza: Nunca sabréis porqué la gente no pregunta.

En este aspecto recomendamos (y allá cada cual), cometer algún pequeño error intencionado.

Esto puede provocar que el oyente "despiadado" (que siempre hay alguno en la sala), rompa el hielo de los demás intentando meteros el dedo en la llaga y lance la primera pregunta.

Si eso ocurre no le maltratéis, procurad ser educados con él (a fin de cuentas ha sido vuestro aliado involuntario) y comenzad respondiéndole con aquello de : "¡Te agradezco que me hagas esta pregunta...!"

 

Vuestro aspecto externo

Importantísimo cuidar nuestro aspecto externo, pero sin pasarnos.
No debemos dar la sensación de que queremos compensar alguna carencia de nuestra presentación con un excesivo "atrezzo".

... Se lleva mucho ultimamente, despojarse de la americana durante la intervención, como parte de una cuidada puesta en escena.
Pero atención: Si no lleváis un buen desodorante, ni se os ocurra hacer esto. (Ver punto siguiente)

Procurad ser vosotros mismos/as: Ni mucho mucho, ni poco poco.

¡Cuidad al público tanto como se merece agradándoles con vuestro aspecto!

 

El sudor

El sudor es el gran enemigo del conferenciante. Utilizad todo los medios para evitarlo.

Una camisa de color rosa intenso ó azul oscuro empapadas en sudor hacia la zona de las axilas, delata vuestra tensión.
Muy interesante tiene que ser lo que vayáis a contar como para que pase por alto este detalle.

Recomendamos hacer pruebas de vestuarios: Salpicad con agua varias camisas de vuestro ropero y decidíos por la que menos manchada quede.
(Muy apropiados para estos casos los vestidos de tirantes solo para las señoras, por supuesto)

Si tenéis miedo, no intentéis ocultarlo. Comentadlo abiertamente y el público os arropará con su comprensión.
¡Pero por favor, no sudéis!

 

Los temblores de manos

  1. Nunca tengáis en la mano un papel con el guión si no estáis seguros/as que podéis controlar un inesperado e inoportuno temblor. Dejad toda la documentación sobre el atril y no la levantéis ni un milímetro.
    Un pequeño y apenas imperceptible temblor de vuestra mano, se transmite al papel como si estuvieseis agitando una caña de pescar.

  2. Si tenéis sed (que la tendréis), bebed agua antes de "ahogaros", pero hacedlo dando la espalda al público. De esta forma no apreciarán que os vibra tanto la mano que apenas podéis llevaros el vaso a la boca.

 

La ingesta previa

Si vuestra intervención está programada para después de la comida, pobre de vosotros ...

  1. Lo que NO podéis hacer:

    Daros una comida opípara a pesar de que os invita el Comité Organizador y por supuesto nunca bebáis alcohol.
    (Desmerece mucho el acto si se duerme el conferenciante)

  2. Lo que SI podéis hacer:

    "Camelaros" al comité (y eso tendríais que haberlo hecho antes) para que os cambie la hora de vuestra exposición, o preparar unas excelentes diapositivas (a ser posible con videos de ...) para que el auditorio no se os duerma. (Y aún así alguno se os dormirá)

 

No miréis

Si en algo queremos hacer hincapié en esta última lección del curso, es en este punto: Nunca miréis al auditorio.

Si lo hacéis os podéis encontrar con sorpresas desagradables:

  1. El espectador que SI ha comido como si le hubieran invitado y ha decidido dormir la siesta delante de vuestras narices.
  2. El que se levanta y se marcha.

Es posible que le hayas aburrido pero debemos ser positivos y pensar esto otro: "Ha intentado permanecer en su butaca hasta el final de mi exposición, pero la cerveza del aperitivo le ha gastado una mala jugada".

Si os atrevéis a mirar a la cara de "los de abajo", hacerlo sin ver.

  1. Es fácil: Desenfocáis la vista cuando os giréis hacia el patio de butacas y movéis la cabeza de un lado al otro para que no os dé tiempo a centrar la mirada en nadie. ¡Ellos no se darán cuenta de que NO LES VEIS!.



 

¡ GRACIAS POR VUESTRA ATENCIÓN !

Fotomontaje