Servicio de Urología: Cirugía de la incontinencia urinaria femenina
 

 

La incontinencia de orina es la pérdida de control voluntario de la micción

Una vez realizados los estudios oportunos para el diagnóstico de la incontinencia urinaria, se aconsejará el mejor tratamiento a seguir, pudiendo ser médico, fisioterapeútico o quirúrgico.

La intervención quirúrgica más frecuente se realiza por vía vaginal o suprapúbica. A través de pequeñas incisiones se dan unos puntos para elevar y fijar el cuello de la vejiga.

La intervención, si las condiciones de la enferma lo permiten, se realizará con anestesia regional, y es de gravedad moderada.

El postoperatorio durará una media de 5-7 días. Puede ser dada de alta sin realizar micciones, portando una sonda vesical o un catéter suprapúbico o tener que realizar cateterismos intermitentes para vaciar la vejiga; todo esto durante un periodo corto de aproximadamente 5-15 días.

De dicha intervención se esperan los siguientes beneficios:

  • Corregir la incontinencia urinaria.

De dicha intervención es posible, pero no frecuente, esperar los siguientes efectos secundarios o complicaciones:

  • No conseguir mejoría de la calidad miccional.
  • No poder orinar espontáneamente (por retención urinaria o por anuria secundaria a atrapamiento ureteral durante la intervención, pudiendo precisar una nueva intervención quirúrgica para corregir dicha situación.
  • Hemorragia de intensidad variable, tanto durante el acto quirúrgico, como en el postoperatorio. Las consecuencias de dicha hemorragia pueden ser muy diversas dependiendo del tipo de tratamiento que haya de necesitarse, oscilando desde una gravedad mínima hasta la muerte, como consecuencia directa del sangrado o por efectos secundarios de los tratamientos empleados.

Problemas y complicaciones derivados de la herida quirúrgica:

  • Infección en sus diferentes grados de gravedad.
  • Dehiscencia de sutura (apertura de la herida) que puede necesitar una intervención secundaria.
  • Eventración intestinal (salida del paquete intestinal) que puede necesitar una intervención secundaria.
  • Lesiones vesicales, con fístulas permanentes o temporales.
  • Defectos estéticos derivados de alguna de las complicaciones anteriores o procesos cicatriciales anormales.
  • Intolerancia a los materiales de sutura, que puede llegar incluso a la necesidad de reintervención para su extracción.
  • Formación de cálculos vesicales.
  • Dispareunia (coito doloroso).
  • Osteítis de pubis (dolores en pubis).
  • Inestabilidad vesical.
  • Paresias de cuádriceps y psoas (debilidad de los músculos de las extremidades inferiores).

Opciones:

Tratamiento médico. Inyección de Teflón, colágeno, grasa autóloga, etc. Intervención por laparoscopia.

 

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