Servicio de urología: Intervención de derivación urinaria.  
 

 

INTERVENCIÓN DE DERIVACIÓN URINARIA

Las derivaciones urinarias son técnicas quirúrgicas que derivan el flujo de la orina a distinta altura del árbol urinario, sin retorno al mismo, de forma temporal o definitiva, sin que exista micción por el meato uretral.

Al realizar una cistectomía, va a ser necesario derivar la orina o bien reemplazar, en los casos en que es posible, la vejiga por un segmento intestinal. También se podrán realizar derivaciones urinarias sin necesidad de cistectomía previa.

Existen diferentes tipos de derivaciones urinarias, de las que las más utilizadas son:

  • URETEROSTOMÍA CUTÁNEA TRANSINTESTINAL. En ella, los uréteres van a desembocar a un segmento de intestino aislado, y éste a piel.
  • URETEROSTOMÍA CUTÁNEA. El uréter o amboa uréteres desembocan directamente a piel.
  • URETEROSIGMOIDOSTOMÍA. Los uréteres son llevados hasta el intestino grueso (sigma), de forma que el paciente eliminará las heces y la orina por el ano.

Estas intervenciones tienen un alto índice de COMPLICACIONES. Entre las más importantes, que el paciente debe conocer, destacan:

COMPLICACIONES OPERATORIAS:

  • Hemorragia aguda, que a veces necesitará transfusión de sangre y, en algún caso, podrá dar lugar a shock hipovolémico.
  • Lesiones intestinales, que pueden requerir derivación intestinal.
  • Trastornos cardiovasculares (infarto de miocardio, paro cardíaco,...). · Complicaciones inherentes al proceso anestésico.
  • Lesiones por la corriente eléctrica, que, aunque son raras, pueden producir desde pequeñas quemaduras hasta electrochoque.
  • Fracaso renal agudo, por alteraciones hemodinámicas.

COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS PRECOCES:

  • Íleo paralítico (parálisis intestinal funcional), normalmente de 2 a 3 días de duración, necesitando mientras ocurre aspiración nasogástrica.
  • Fístula urinaria (hasta un 15%). Consiste en la salida de orina por el drenaje o la herida operatoria. Podrá requerir reintervención quirúrgica, o bien el empleo de catéteres o sondas de nefrostomía para su resolución.
  • Fístula digestiva (hasta un 7%). Consiste en la salida de heces por la herida, o el almacenamiento de las mismas en la cavidad peritoneal. Se trata de una grave complicación que puede dar lugar a peritonitis, comprometiendo la vida del enfermo, y que podrá requerir, para su corrección, reintervención quirúrgica.
  • Necrosis del asa intestinal utilizada para la derivación urinaria. Requerirá reintervención para resecarla y sustituirla por otra, o bien recurrir a otro tipo de derivación.
  • Complicaciones vasculares (tromboflebitis, embolismo pulmonar, embolismo cerebral,...).
  • Infección de la herida.
  • Eventración o hernia postlaparotómica que podrá necesitar reparación quirúrgica. · Íleo mecánico (parálisis intestinal obstructiva), necesitando intervención quirúrgica para liberar las adherencias que puedan producirse.
  • Alteraciones hidroelectrolíticas por reabsorción intestinal.
  • Hemorragia digestiva por stress.
  • Hemorragia secundaria que puede precisar transfusión de sangre e incluso reintervención para controlar la hemorragia.
  • Osteitis del pubis y, en algún caso, osteomielitis.

COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS TARDÍAS:

  • Estenosis del estoma (hasta un 30%), necesitando catéter permanente para su corrección.
  • Infundibulización del estoma.
  • Dermatitis periestomática. · Incrustación.
  • Fugas de orina por mala adaptación de la bolsa colectora a piel.
  • Hernias paraestomáticas, que necesitarán corrección quirúrgica.
  • Prolapso de mucosa del asa intestinal.
  • Estenosis del asa intestinal.
  • Acortamiento o alargamiento del asa, sobre todo en niños.
  • Cambios en la estructura de la mucosa intestinal (metaplasia).
  • Mal funcionamiento del conducto, bien por obstrucción o por atonía.
  • Estenosis de la unión uréterointestinal (hasta un 22%), pudiendo requerir corrección quirúrgica, el empleo de catéteres o sondas renales o recurrir a otro tipo de derivación.
  • Estenosis del uréter por encima de la unión con el intestino.
  • Litiasis (hasta un 16%).
  • Infecciones urinarias, y, en algunos casos, sepsis urinaria grave.
  • Reflujo urinario.
  • Alteraciones hidroelectrolíticas, sobre todo acidosis hiperclorémicas. Son raras en la ureterostomía cutánea transintestinal y, por el contrario, bastante frecuentes en la uréterosigmoidostomía.
  • Tumores de colon, solo en el caso de las uréterosigmoidostomías, con una frecuencia del 5-6%.
  • Trastornos de la continencia (pérdida involuntaria de heces y orina por el ano), de presentación exclusivamente en la uréterosigmoidostomía. Ocurre casi en el 50% de los casos.

En la ureterostomía cutánea, las complicaciones inherentes al estoma son significativamente mayores que en la derivación transintestinal, con el riesgo de deterioro de la función renal y las molestias en la vida cotidiana del paciente.

 

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