LINFADENECTOMÍA ILIOINGUINAL
Mediante esta técnica se procede a la extirpación del tejido linfático que rodea a los vasos pélvicos y femorales. La indicación es por tumor maligno de pene o uretra y la intervención se realiza con intención curativa, de diagnóstico o complementando a otros tratamientos, como la quimioterapia. Puede realizarse una linfadenectomía inguinal uni o bilateral, dependiendo de las características del tumor primitivo y de la afectación linfática.
Habitualmente se practica a través de una incisión abdominal e inguinal uni o bilateral.
El procedimiento requiere la administración de anestesia y, es posible que durante o después de la intervención sea necesaria la utilización de sangre y/o hemoderivados, de cuyos riesgos le informará el Servicio de Anestesia.
Durante el acto quirúrgico, a la vista de los hallazgos, el cirujano puede tomar la decisión de no realizarla porque la enfermedad esté más avanzada de lo previsto o por dificultades técnicas. El postoperatorio normal es prolongado y durante este tiempo se irán retirando las sondas o drenajes cuando el médico considere oportuno.
A pesar de la adecuada elección de la técnica y de su correcta realización, pueden presentarse EFECTOS INDESEABLES: los comunes derivados de toda intervención y que pueden afectar a todos los órganos y sistemas y otros específicos del procedimiento como:
-
no conseguir la extirpación de las masas o conseguirlo solamente de forma parcial;
-
la persistencia de la sintomatología previa, total o parcialmente;
-
hemorragia intensa, tanto durante el acto quirúrgico como en el postoperatorio, de consecuencias diversas;
-
problemas y complicaciones derivadas de la herida quirúrgica (infección, dehiscencia -apertura- de sutura, fístulas permanentes o temporales, defectos estéticos o procesos cicatriciales anormales, intolerancia a los materiales de sutura, que puede llegar incluso a la necesidad de reintervención para su extracción, neuralgias –dolores nerviosos-, hiperestesias – aumento de la sensibilidad - o hipoestesias - disminución de la sensibilidad);
-
linforrea o pérdida de líquido linfático de duración imprevisible;
-
edemas en una o ambas piernas y en escroto de diversa intensidad, que pueden requerir una nueva intervención quirúrgica para su solución o mejoría;
-
tromboembolismos venosos profundos o pulmonares, cuya gravedad depende de la intensidad del proceso.
Estas complicaciones habitualmente se resuelven con tratamiento médico (medicamentos, sueros...) pero pueden llegar a requerir una reintervención.
Debe usted advertir al médico de sus posibles alergias medicamentosas, alteraciones de la coagulación, enfermedades cardiopulmonares, existencia de prótesis, marcapasos, medicaciones actuales o cualquier otra circunstancia.