Consisten
en el estudio postmortem de las alteraciones anatomopatológicas
de pacientes fallecidos por causas naturales, habitualmente
en el entorno hospitalario.
Suponen un amplio estudio protocolizado
macro y microscópico de todos o gran parte de los órganos
del paciente, frecuentemente auxiliado por técnicas especiales,
del cual se derivarán uno o varios "diagnósticos anatomopatológicos
finales" que permitirán confirmar o determinar el padecimiento
fundamental así como los padecimientos secundarios y accesorios
y la causa inmediata de la muerte.
Su principal valor radica en la posibilidad
de correlacionar los hallazgos anatomopatológicos con la historia
clínica previa, convirtiéndose así en una herramienta imprescindible
para el desarrollo y control de calidad de la actividad médica.