El
trasplante consiste en la sustitución de un órgano
o tejido deteriorado por otro que funciona correctamente.
Es un tratamiento que va a servir para mejorar las condiciones
y la calidad de vida de determinados enfermos, y para otros,
constituye la única esperanza para curar su enfermedad,
y por lo tanto, para conservar la vida con un nivel de calidad
aceptable.
• ¿Quién
puede beneficiarse de un trasplante?. Todos los enfermos
con insuficiencia renal que son tributarios de un tratamiento
de diálisis tres veces por semana para poder sobrevivir,
los enfermos que padecen determinadas enfermedades incurables
de corazón, hígado o pulmón con una esperanza
de vida corta, los enfermos con una diabetes no controlable
que les puede conducir a la ceguera y la insuficiencia renal,
los enfermos ciegos por diferentes causas, y también
los enfermos que requieran las reposición de algún
tipo de tejido.
Son muchas pues las personas que se pueden beneficiar de un
trasplante.
• Búsqueda de receptor.
La elección del receptor se hace según criterios
conservados, buscando siempre el receptor más idóneo
y la mayor supervivencia del órgano.
En el caso del trasplante renal donde la lista de espera es
mayor, la selección del receptor se realiza valorando
los siguientes criterios objetivos:
- Compatibilidad ABO ( Grupo sanguíneo )
- “ HLA ( Código genético )
- Lista de espera y situación clínica
Siempre tendrán preferencia por este orden: urgencias,
niños e hiperinmunizados.
En el caso de otros órganos como corazón, hígado
y pulmón, son criterios principales de selección
el tamaño del órgano, el grado de urgencia,
grupo sanguíneo y tiempo de espera. Habitualmente en
estos casos no se valoran criterios de compatibilidad inmunológica
( HLA)
Para los trasplantes de riñón
y de tejidos, la selección del receptor se realiza
por los especialistas médico-quirúrgicos que
atienden al enfermo y son selecciones locales. Cuando no existe
un adecuado entre la lista de espera local, se contacta con
la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) para
buscar un receptor a nivel nacional.
Para los trasplantes de corazón,
hígado, pulmones, páncreas e intestino, también
es la ONT la que buscará receptor atendiendo a criterios
de urgencia y criterios territoriales de reparto (Ciudad-Autonomía-Zona-España-Europa).
• Religión.
La mayoría de las religiones se han manifestado a favor
de la donación de órganos. La Iglesia Católica
ha expresado de forma clara y contundente que la donación
de órganos es el acto supremo de caridad, generosidad
y amor que una persona puede hacer por otra en esta vida.
Los últimos Papas en diferentes encíclicas y
en otros documentos eclesiásticos animan a todos los
católicos a que se expresen en vida a favor de la donación.
Obispos y sacerdotes predican en sus diócesis y parroquias,
la necesidad de donar órganos para salvar vidas y evitar
sufrimientos de personas que sufren graves problemas de salud.
Anglicanos y protestantes no plantean ningún problema
en donación-trasplante. En general, abogan por que
cada cuál elija en conciencia la decisión de
ser donante.
La religión judía es favorable a la donación
de órganos. Incluso se puede leer en el Talmud “Quién
salva una vida salva el mundo “y las jerarquías
religiosas interpretan que la donación de órganos
para trasplante es la mejor actitud para ayudar a otro a salvar
su vida.
Entre los evangélicos no cabe
ningún prejuicio religioso frente a la donación.
La religión musulmana tampoco pone ningún obstáculo
a la donación y así ha quedado expresado en
diversos documentos que sus autoridades religiosas han difundido.
No obstante, la donación de órganos es muy baja
en países donde el Islam es mayoritario. Sin embargo,
el factor religioso no parece tan fundamental como otros elementos
socio-culturales que impiden la donación y el trasplante
de órganos en países con escasos recursos para
realizar incluso tratamientos alternativos como la diálisis.
Los testigos de Jehová que manifiestan
con rotundidad su oposición a las transfusiones de
sangre, no tienen por el contrario, ninguna oposición
a la donación de órganos ni tampoco hacia el
trasplante; siempre que se les asegure que no van a recibir
durante la operación ninguna transfusión de
sangre. En el momento actual esta condición se puede
asumir perfectamente en una mayoría de trasplantes
de riñón.
Otras religiones más minoritarias
en nuestro entorno occidental como el budismo y shintoismo,
no favorecen la donación de órganos porque en
sus creencias, el proceso de muerte sucede de forma gradual
completándose a lo largo de tres días después
de la muerte clínica. Durante este tiempo el cuerpo
del difunto budista no debe ser manipulado por interferencias
con futuras reencarnaciones.
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